lunes, 27 de julio de 2015

Nuestra experiencia como casa de acogida

El día 6 de mayo de este año nos metimos de lleno en una gran aventura, empezamos como casa de acogida para una galga sevillana.

Gisela, que ese es el nombre que le puso la asociación Galgos112, vino por la mañana. Tenía que venir la noche anterior pero por algunos problemas de carretera se retrasó su llegada. Como podréis imaginar vino muy cansada y lo primero que pudimos observar fue el temor que tenía a las escaleras.
Poco a poco fue perdiendo el miedo, también gracias a Pixel y Nissa, nuestras dos perras con las que ha convivido y que han hecho que Gisela aprendiese a ser un perro normal, sin miedos y en definitiva, aprender a ser feliz.

Teníamos algo de miedo de que Pixel (la mayor) rechazase al perro que viniese, pero para nuestra sorpresa fue Nissa la que no le gustó nada la llegada de otro miembro a la familia. Estuvo varios días muy celosa, incluso la marcaba cada vez que se nos acercaba, pero sin embargo acabaron haciendo muy buenas migas. Era una alegría verlas jugar juntas, correr, saltar, lamerse, ir a por una piña en el bosque o por un juguete en la casa. Las tres hicieron una manada.

Nissa, Gisela y Pixel
Llegó el día en que la asociación se puso en contacto con nosotros para decirnos que había que castrar a Gisela. Esto fue un shock para mí, porque de primeras nos dijeron que ya estaba castrada. Pero sobre todo, porque ya habíamos pasado por eso con Pixel y siempre recordaré los gritos que escuchaba desde la calle cuando fui a buscarla después de la operación. Lo pasó realmente tan mal, que no quería que Gisela pasase por algo similar, no merecía pasar por cosas malas. Por suerte, es muy tranquila y equilibrada, tanto, que la dejaron para el final y cuando fuimos a por ella estaba tranquilamente durmiendo en su sitio. Se portó como una campeona.

Y como no, todos los que nos conozcáis sabréis que siempre que podemos nos llevamos a nuestras fieras, así que como no, Gisela también ha ido a muchos sitios con nosotros. Ha ido al rio, de barbacoa, a casa de familiares, al bosque, incluso a Can Janè, una piscina creada para perros. Nosotros teníamos muy claro que aunque fuese una acogida, iba a ser una más y a tener el mismo trato que nuestras perras. Queríamos que fuese otro miembro de la familia.

Ha hecho muchos amigos, tanto humanos como perrunos y también nos ha dado algunos sustos como intentar cazar un conejo (que por suerte no lo alcanzó) o en varias ocasiones traerme a los pies animales que ya estaban muertos.

Hemos tenido una suerte increíble con ella, ha sido una perra diez. No ha dado nada de problema, si es cierto que nos ha roto algunas cosas por casa, pero nada que debamos lamentar. También ha tenido sus momentos de robar comida de la cocina, cosa que ha hecho que el techo de mi nevera esté lleno de objetos para que no pueda alcanzar. O tener nuestra habitación cerrada para no perder más zapatillas.

Pero no quiero hablar de lo malo, quiero deciros todo lo bueno que ha traído a nuestras vidas. Pixel tenía mucho miedo de los perros de gran tamaño y ha aprendido que por ser un perro grande no tiene porqué ser un perro malo. Nissa dejó de tener celos al ver que todas eran iguales para nosotros. Y como no, toda la alegría que te da poder ayudar a un animal que no tiene nadie que mire por su bienestar.

Vosotros estaréis leyendo esto días o quizá semanas después de que lo haya escrito, pero fue ayer, 14 de julio, cuando me dijeron que Gisela ya tenía una familia definitiva. Todavía no sabemos cuándo se marchará, porque necesitan un medio de transporte que todavía no hay.

Me queda una sensación agridulce. La alegría de saber que por fin, va a asentarse en un hogar. Incluso sabes que va a estar bien porque esta familia ya tiene otros perros, no se va a sentir sola. Pero esa pena que te inunda el saber que no vas a poder ver a tu perra, sí, tu perra, porque ha estado contigo tanto tiempo, la has bañado, la has alimentado, la has mimado y has dejado que entrase en tu corazón. Puede que se vaya a otro lugar, pero siempre estará dentro de mi corazón y se ha llevado parte de los nuestros.

Sólo deseamos que Gisela, mi ángel, seas todo lo feliz que la vida te permita, que esperamos que sea mucho.
Gisela

Todo esto lo escribo entre lágrimas por lo duro que se me hace despedirme de ella.


Esto ha sido todo un reto, debo agradecer a todos la ayuda que he tenido desde el principio, sobre todo a mi marido por consentirme el poder hacer estas locuras y haber podido vivir esta gran experiencia.