Este film está dirigido por JJ Abrams y producido por Steven Spielberg.
La historia trata de un grupo de niños aficionados a rodar sus propias películas, de ahí el título de Super 8, los cuales son testigos de un choque entre una camioneta y un tren de las fuerzas aereas. A partir de ese momento se pone en peligro todo el pueblo por el contenido de esos vagones y serán los niños y otros personajes los encargados de solucionar toda la trama.
En general he de decir que me encantó. Los personajes son muy carismáticos, divertidos y físicamente reales. Digo esto, porque no son los típicos niños “bonitos” de las películas, son niños de barrio, de los que encontramos en cualquier colegio. En cuanto a los diálogos, me parecen muy logrados y en momentos sorprendentes. Y la historia, pese a que se resuelve el final de forma muy rápida y no nos cuente nada que no se haya inventado anteriormente, me parece bastante original la forma en la que nos la presentan.
El personaje de Conan fue creado por Robert E. Howard y ahora podemos verla en el cine por el director alemán Marcus Nispel.
Todos los que tengamos cierta edad recordaremos a este bárbaro de nuestra infancia ya que ha sido retratado en infinidad de populares cómics y series televisivas. El personaje es el icono más conocido y salvaje del subgénero de la fantasía heroica de espada y brujería.
Cuando fuimos a ver este film, fuimos con la intención de ver algo “que entrara solo”. Es la típica película que no tienes que pensar demasiado ya que se basa en luchas, batallas y venganza.
Como dato curioso, para los que conozcáis la serie de Juego de Tronos, el personaje de Khal Drogo, interpretado por Jason Momoa, es el mismo que Conan.
Otro dato a tener en cuenta, es que la película está en formato 3D. A mi parecer muy poco recomendable ya que a parte de verse muy oscuro, no es una película dónde se aprecie nada este nuevo formato.
Resumiendo, ambas películas son muy diferentes pero recomendables sabiendo lo que vas a ver.
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