Haced caso a lo que dice, es un buen consejo y quien sabe... ¡alomejor os funciona!
Como dice Harvey Peckar el elegir una caja donde pagar en el supermercado es un arte. Suelo comprar en Alcampo, un hipermercado ( en adelante hiper) como otro cualquiera, lleno de gente que como yo se ve obligado a hacer su compra semanal quincenal, los viernes por la tarde.
Cuando me dirijo a la caja con mi carro, procuro hacer una serie de apreciaciones que compartiré con vosotros.
Como los hiper suelen estar llenos hasta arriba de gente con carros repletos, hay que hacer una pequeña reflexión para elgir la caja dónde menos tardemos en pasar. Recordad que los supermercados están pensados para que los recorramos enteritos, por lo que el sitio por el que entramos es del que más nos alejamos al final de nuestra compra. De modo que una vez hemos comprado, es preferible deshacer lo andado e ir a las cajas más cercanas a la puerta de entrada. Siempre hay menos gente.
Los viernes, este truquillo te ahorra dos o tres clientes en la cola. Ahora llega el momento en el que vemos si somos o no profesionales del hiper. Primero, observa atentamente a la cajera. Intenta descifrar su experiencia. Esto es sencillo; indicativos válidos son que nunca mire al cliente y pase los productos por el lector a toda velocidad arrojándoselos prácticamente a la cara al comprador que se afana por embolsarlos. Ésta es la buena, únete a esa cajera que odia a los de su especie (recuerda que no le faltan razones ).
Pero no acaba ahí la cosa, observa a los clientes que te preceden:
Por desgracia no siempre tenemos a estos afanados chicos delante y podemos encontrarnos con estos sujetos, de los que hay que huir si no queremos esperar y que todas las anteriores enseñanzas sean tan válidas como una exclusiva de Lidia Lozano.
Familia de étnia gitana: Suelen ir comiendo productos, y la cajera pierde tiempo pidiendo a los distintos miembros de la familia que le dejen la bolsa de Cheetos que engullen los niños con manos anaranjadas para pasarla por el lector, o preguntando cuantos Cornettos se están comiendo la abuela y el primo Johny para apuntarlos en la cuenta.
Señora de Mediana edad con marido resignado a no escuchar El Larguero (programa radiofónico de fútbol): Suele revisar la cuenta puntillosamente, preguntando a la cajera constantemente, con lo que corta su frenético ritmo, y llegando incluso a sacar de sus casillas a la señorita. Suelen tardar mucho porque pagan en metálico y buscan hasta el último céntimo dentro de su monedero ( cosa que no me parece mal ya que permite llevar un mejor control de la economía doméstica, pero recuerda que tú lo que quieres es salir de ese antro cuanto antes)
Jóvenes botelloneros: Ríen constantemente, como si alguien les hubiese echado “droja en el colacao”, y no tienen el dinero preparado, con lo que empiezan a sumar y a dividir entre los ocho o nueve que van a engullir la ginebraza o el DYC. Esta suma dependiendo del tipo de joven puede ser eterna. ( Consejo: Los jóvenes que toman kalimotxo, suelen ser más hábiles en el cálculo mental. No pregunten por qué, pero es así)
Familia con niños: Veis que siempre hay huevos Kinder y gominolas junto a la caja ( aparte de cuchillas de afeitar y pilas alcalinas). Bueno pues como ya sabéis, están ahí para recordarnos cosas de última hora o para que los niños incordien a sus padres para que le compren el huevo sorpresa, distrayendo su atención y haciendo que se retrasen en la descarga y envasado de los productos. Un consejo: Si no puedes cambiarte de caja, cuando los padres no miren, dale una pequeña colleja al niño caprichoso. El chiquillo quedará aturdido al no saber quién ni por qué le ha golpeado y durante un tiempo dejará en paz a sus padres que embolsarán más veloces.
Treintañero solitario: No es el peor para tener delante, pero puede sacarte de quicio, y aunque la mayoría de los productos que compra son precocinados (lo que implica que el código de barras es visible, por lo cual su paso por el lector es más fácil), siempre lleva algún tipo de producto sin etiqueta, con lo que la cajera tiene que preguntar por teléfono el código, perdiendo un valioso tiempo.
Siguiendo estos consejos, podéis haceros auténticos profesionales del Supermercado. Suerte y
¡¡ A COMPRAR !!
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